jueves, 11 de septiembre de 2008

Cihuatán

Cihuatán ha sido señalado como el mayor sitio arqueológico de El Salvador con una extensión estimada de tres kilómetros cuadrados. El sitio cubre una loma que domina estratégicamente el amplio valle formado por los ríos Acelhuate y Lempa, a 36 kilómetros al norte de San Salvador. Al oriente de Cihuatán, se alza el soberbio volcán de Guazapa.

Cihuatán se construyó en una loma baja en la parte central del valle del río Acelhuate. Aparentemente se seleccionó el lugar por su posición clave en el control del tráfico entre el Mar Caribe, Honduras, y los valles florecientes y la llanura costera de El Salvador. Probablemente también se seleccionó el sitio para la defensa: el Centro Ceremonial Poniente se cercó por un muro. El nombre de Cihuatán significa "lugar de la mujer", nombre dado por creerse ver la silueta de una mujer ("cihua" en la lengua Pipil) acostada a lo largo de la loma del volcán de Guazapa a corta distancia al sur de la ciudad.

En el centro de la ciudad se encuentran los centros ceremoniales con sus pirámides, juegos de pelota, palacios, y otros edificios tanto cívicos como religiosos. Al lado oeste del muro se encuentra la Terraza Oeste, el área en la cual probablemente se encontró con el mercado central de la ciudad. Al Este, a través de una barranca, la cual contiene los restos de algunos edificios, se encuentra el Centro Ceremonial Oriental.

La Caída de Cihuatán

Cihuatán era una ciudad poderosa y próspera. Pero un día en el siglo 10 D.C., no más que un siglo después de su fundación, se destruyó la ciudad totalmente. Es evidente que la tragedia ocurrió durante los meses secos, probablemente en enero o febrero, cuando las milpas y los cerros se encuentran cubiertas con vegetación seca y cuando son comunes los vientos fuertes. Se quemó totalmente la ciudad con tan rapidez que la gente dejó todas sus posesiones en los pisos de sus casas y patios. En el Centro Ceremonial Poniente todos los incensarios se encontraron quebrados en las gradas, una tentativa de profanar los templos o, tal vez, un señal flagrante del desacato de los invasores contra los dioses y el gobierno de Cihuatán. No se saben quienes eran los invasores, solamente que ellos tuvieron gran éxito; se abandonó Cihuatán.

La ciudad de Cihuatán terminó con fuego. Así indican las investigaciones en sus templos y casas, donde se han encontrado escombros quemados que cayeron sobre el contenido de las estructuras. Se han descubierto puntas de flecha y lanza entre los escombros. Fechas de radiocarbono apuntan que esto ocurrió por el año de 1100 D.C.

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